La cosecha, el punto final de desarrollo y la hora feliz de todo cultivador. Momento en el que se enfrenta a la decisión de cortar o dejar pasar los cogollos. Para el éxito, cortarlos en su punto se hace imprescindible. Pero, cómo saber el punto exacto para cosechar y curar el cannabis. Acá algunas claves para llegar a un producto final con el sabor, aroma y concentración deseada en cada cepa. Sabemos que un cogollo mal curado suele generar una tos molesta y malestar en la garganta, además de perder su aroma y concentración de THC y CBD.
Condiciones para el corte de cannabis
Lo primero, es determinar el punto de maduración del cogollo. Los tricomas y su apariencia suelen ser el mejor indicador. Su color y aspecto nos dirán si es tiempo de cortar. La mejor condición para el día de corte son las temperaturas alrededor de 15 grados y humedad de entre 30 y 50%, cuánto más seco mejor. Con respecto a si cortar de día o de noche; de día la planta trabaja moviendo agua y nutrientes, el momento ideal para cortar es la noche cuando la planta está hidratada y la tierra húmeda.
¿Cortar sólo los cogollos o la planta entera?
Se puede elegir entre cortar la planta entera o por tramos grandes; hay quienes eligen cortar rama por rama o sólo los cogollos. Todo dependerá de la disposición del área de secado con el que se cuente y el tamaño de la planta que se coseche.
El manicurado, es el paso que antecede al corte y se denomina así porque se retiran tallos y hojas de los cogollos. Es conveniente manicurar con la planta en la maceta antes del corte. Esto hace que las hojas no decaigan por la deshidratación y que la posición de trabajo sea más cómoda. Además, si colgamos las plantas a secar con todas las hojas, éstas aportan humedad a los cogollos impidiendo su correcto secado y atrae hongos y ácaros, enemigos naturales de los cogollos.
Secado del cannabis
El próximo paso es la sala de secado. Secar el cannabis en condiciones y a término es esencial para eliminar la humedad del interior de los cogollos y evitar la formación de moho. Se debe preparar un espacio libre para colgar la planta o dejar los cogollos secando en una rejilla para tal propósito. Para un resultado óptimo, el cannabis deberá secarse lentamente. Podría parecer más fácil en el horno, pero esto sólo reduce la calidad y el sabor del cannabis. Los terpenos, es decir los componentes químicos que aportan el sabor al cannabis son volátiles y se degradan con las altas temperaturas. El espacio de secado deberá tener una temperatura aproximada de 21 grados centígrados y una humedad relativa de 50%.
El secado suele tardar entre 2 y 7 días. Observar los cogollos atentamente todo los días y tocarlas resulta decisivo para comprobar su nivel de humedad. El punto exacto será cuando al intentar doblar una rama, ésta se rompa. Momento ideal para pasar al último paso.
Curado del cannabis
El curado es un método tan antiguo como la misma humanidad. Los alimentos han sido curados y almacenados por años, e incluso puede haber sido el paso más importante para crear sociedades civilizadas, ya que permitía guardar los alimentos para épocas de sequía y hambruna. Aunque cada alimento requiere un proceso de curación diferente, el objetivo es el mismo: preservar el producto mientras se preservan sabores, aromas, nutrientes y, en el caso del cannabis, los cannabinoides.
Desde el momento del corte de la planta, esta comienza a degradarse a medida que las enzimas y las bacterias aeróbicas descomponen el exceso de azúcares y almidones producidos por la descomposición de la clorofila. La presencia de estos azúcares y minerales sobrantes, es lo que causa la sensación de ardor en la garganta al fumar el cannabis.
Al final del proceso, almacenar los cogollos en frascos de vidrio. Un lugar oscuro y aireado será ideal para guardar el cannabis hasta poder convertirlo en alguno de sus derivados. Cabe aclarar, que no en todos los derivados se utiliza el cannabis en el mismo punto de secado y curado. Esto depende del método de extracción empleado.