En Latinoamérica, varios países apuestan al cultivo del cannabis de forma industrial y buscan una economía sustentable en base al cáñamo y sus derivados. Uruguay y Colombia están a la vanguardia, ya cuentan con licencias y reglamentación para la mayoría de sus usos. Chile tiene la Ley 20.000 promulgada en el año 2000 y modificada en 2015, esta despenaliza el autocultivo con fines medicinales o recreativos. Asimismo, existe un proyecto con media sanción en Diputados, llamado Ley de Cultivo Seguro, que se encuentra paralizado en el Senado. Ecuador estudia reformas y brinda algunas licencias para comenzar con pruebas piloto y cultivos de estudio medicinal.
¿Qué es el cáñamo?
Según la clasificación botánica existen tres especies de cannabis: Sativa, Indica y Ruderalis. Sus diferencias más importantes son el tamaño, la altura y el clima en el que crecen. De esto mismo se deriva el contenido de Tetrahidrocannabinol (THC). El cáñamo es una variedad de cannabis con bajo contenido de THC y algo de Cannabidiol (CBD). Con el cáñamo y sus derivados se pueden reemplazar en su totalidad los productos del petróleo. Además, la proteína del cáñamo es considerada un superalimento. La semilla de cáñamo y su aceite son valoradas por su alto contenido de omega 3, 6 y 9.
¿Qué se puede hacer con cáñamo?
De un cultivo de cáñamo se puede obtener varios productos. Biocombustibles como el biodiesel con el aceite de semillas de cannabis. Del residuo del aceite se obtiene la proteína vegetal. El tallo y su alto contenido de celulosa permite la fermentación y obtener bioetanol. Con cáñamo se pueden hacer productos textiles resistentes y fabricar objetos derivados de la celulosa.
Agricultores apuestan a la sustentabilidad y rentabilidad, cultivando cáñamo para fabricar telas, aceite, proteína vegetal y biopolímeros que reemplazan el plástico derivado del petróleo. Las propiedades de la planta de cáñamo son bien conocidas en la industria, pero la estigmatización del cultivo ha dejado fuera de competencia a los productos derivados de esta planta. Su producción sigue bajo la lupa de la jurisprudencia de cada país y su distribución depende de la demanda del mercado internacional.
Legislación del cáñamo en Latinoamérica
Para Diego Bertone, Ingeniero Agrónomo especialista en Cáñamo Industrial y Medicinal en Argentina, el cultivo de cáñamo es muy tolerable a cualquier clima y suelo. Su único enemigo es la legislación de los países que la regulan. Su producción es muy rentable, en países como Polonia y EEUU los bancos de semillas mejoran día a día su calidad para obtener mejores resultados. El manejo del cultivo del cáñamo no requiere herbicidas, tiene una tasa de crecimiento tan alta que supera a las de las malezas y las asfixia.
Colombia y Uruguay a la cabeza
En Latinoamérica, algunos países permiten el cultivo de forma industrial del cáñamo como Colombia y Uruguay, en donde la legislación apostó a un cambio en la economía agrícola y la sustentabilidad. Dan un giro hacia la industria verde, ofrecen alternativas en el mundo de la moda y la ropa de cáñamo, al mismo tiempo que crean fuentes de trabajo en torno al manejo de laboratorios para la extracción de aceite de cannabis y sus derivados.
La firma Hempfull Colombia inició en diciembre de 2020 un programa piloto para cultivar cáñamo destinado a la producción de textil a manos de los hiladores del departamento de Boyacá, quienes emplean su experiencia y sus técnicas ancestrales, en la elaboración de telas a base de cáñamo. Quieren ofrecer un producto de calidad conocido en el mercado nacional e internacional.
Cáñamo en Chile y Ecuador
Chile se convirtió en el primer país de la región que autorizó el cultivo de cannabis a gran escala y con alto contenido de THC. Sin embargo, la gran mayoría de los chilenos acceden al cannabis a través de los autocultivos o colectivos. Algunas de las empresas con licencia de cultivo como Dayacann, Alef Biotechnology y Agrofuturo, desde el 2000 disfrutan de los cultivos de cáñamo a gran escala. En 2016, la organización civil Fundación Daya comenzó a cosechar la granja de cannabis medicinal más grande de Latinoamérica, con una producción aproximada de 1,5 toneladas de cultivo para abril de ese mismo 2016.
Por su parte, el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) de Ecuador, el 30 de noviembre del 2020 autorizó licencias para la venta de semillas y esquejes, la producción de cáñamo industrial, el fitomejoramiento y los bancos de germoplasma. En total, la cartera autorizó la actividad a través de siete licencias.
Ropa de cáñamo
El algodón necesita 9,7 litros de agua para cultivar 1 kg de fibra, mientras que el cáñamo sólo necesita 2,1 litros de agua. El cáñamo actúa como pesticida natural para insectos, nematodos, ácaros y malas hierbas. Por lo tanto, requieren menos tratamientos con pesticidas que el algodón. El giro que han dado algunos países de Latinoamérica es un buen comienzo para caminar hacia una agroindustria más responsable.